Isa Ali Sarhan sólo tenía 17 años cuando hombres enmascarados y policías antidisturbios irrumpieron en su casa y lo detuvieron en 2009. Fue amenazado y sometido a diferentes formas de tortura desde el momento de su detención. Actualmente se encuentra en la prisión de Jau cumpliendo una condena de 15 años.
El 16 de marzo de 2009, 10 coches de policía antidisturbios con hombres enmascarados rodearon la casa de Isa y lo detuvieron sin orden judicial. La policía antidisturbios y los hombres enmascarados irrumpieron en su casa a las 3 de la madrugada cuando su padre no estaba presente, le dieron patadas mientras dormía y le cubrieron la cara con una camiseta.
La familia de Isa no supo nada de su paradero ni de los cargos que se le imputaban durante 10 días, a pesar de preguntar a diario por él en la comisaría de Isa Town, hasta que les dijeron que le llevaran ropa. Su familia pudo reunirse con él y vieron huellas de tortura por todo su cuerpo. Los agentes habían comenzado a torturarlo desde el momento en que lo detuvieron.
La tortura persistió hasta que Isa confesó los cargos que se le imputaban. En la comisaría de Al-Wusta lo rociaron con gas pimienta, lo golpearon con un palo y una manguera de plástico, lo insultaron y lo amenazaron con violarlo, así como a su madre y a su hermana. No recibió ningún tratamiento por las lesiones sufridas bajo tortura, a pesar de que un médico forense confirmó que tenía heridas y decoloración en el cuerpo.
Isa no pudo prepararse adecuadamente para el juicio ni ver a su abogado durante el periodo de interrogatorio. El 5 de julio de 2010, fue condenado por primera vez a cadena perpetua por cargos que incluían quema de neumáticos, reunión ilegal, intento de asesinato y posesión de materiales inflamables. Sin embargo, el Tribunal de Apelación redujo la condena a 15 años debido a su corta edad.
Isa sigue sufriendo un dolor crónico en el hombro debido a las torturas a las que fue sometido durante su detención. Recientemente tuvo dolores de estómago y de espalda, y después de ser trasladado de urgencia al Hospital Salmaniya, la familia se enteró de que sufría de cálculos renales. Sufre dolores por problemas en los dientes, y sólo recibe tratamiento tras una amplia comunicación y seguimiento con el Defensor del Pueblo y el Instituto Nacional de Derechos Humanos.
El trato que las autoridades bahreiníes dispensan a Isa, desde su detención sin orden judicial, su tortura, las amenazas de violación y la denegación del derecho a un juicio justo, contravienen la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) y constituyen violaciones de las obligaciones contraídas por Bahréin en virtud de los tratados internacionales, principalmente la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes (CAT) y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (ICCPR). Por ello, ADHRB hace un llamamiento a las autoridades bahreiníes para que investiguen las denuncias de tortura y trato inhumano por parte de los agentes que detuvieron e interrogaron a Isa para que rindan cuentas. Además, ADHRB insta a las autoridades a celebrar un nuevo juicio para Isa que respete las normas internacionales de un juicio justo.