Ali Mohsen Muhana es un activista bahreiní, padre del preso político Husain Muhana, y ex preso político él mismo. Tras ser torturado y encarcelado por participar en las manifestaciones de AlDiraz en 2017, se ha enfrentado en repetidas ocasiones a medidas legales que van desde la citación hasta la detención como actos de represalia contra su activismo y sus demandas de liberación de presos de conciencia.
Ali solía trabajar como profesor de lengua árabe en la escuela «Al-Imam Ali» de Ma’ameer, pero fue despedido de su trabajo tras su primera detención. Su participación activa en asambleas y manifestaciones lo convirtió en objetivo de las autoridades bahreiníes. El 23 de mayo de 2017, Ali fue detenido por participar en una manifestación en AlDiraz en apoyo del jeque Isa Qasem. Sufrió una herida de perdigón en la cabeza, que le afectó a la visión del ojo derecho. No podía ver y fue llevado a una casa cercana para recibir tratamiento básico, que la policía había permitido.
Durante la detención, mientras Ali era introducido en el autobús militar, fue insultado y golpeado. Estuvo detenido durante 23 días en el CID y solo se le permitió contactar con su familia 5 días después de su detención durante menos de un minuto, informándoles de que necesitaba ropa. Tras 23 días de ser sometido a diferentes formas de tortura en el CID, Ali fue trasladado al Centro de Detención del Dique Seco, donde fue examinado por un médico por su lesión en la cabeza.
Ali fue liberado el 21 de enero de 2018 tras pagar una multa de 200 dinares bahreiníes, mientras su juicio seguía en curso. Después se entregó el 8 de abril de 2019 tras ser condenado a un año de prisión. Durante su estancia en la prisión de Jau, los guardias le golpearon a propósito en el punto lesionado de la cabeza, lo que le hizo perder el conocimiento y ser trasladado a la clínica de la prisión. Ali acabó sufriendo dolores de cabeza crónicos que requerían analgésicos.
Tras su salida de la cárcel, Alí siguió participando en numerosas manifestaciones que abordaban diferentes objetivos, siendo los últimos el brote de COVID-19 en las cárceles y la petición de liberación de los presos, incluido su hijo.
De hecho, Alí ha sido convocado en múltiples ocasiones durante el último año, siendo a menudo obligado a borrar contenidos de sus redes sociales u obligado a firmar compromisos que le prohíben participar en manifestaciones. En particular, en abril de 2021, se le impuso una multa de 2.000 dinares bahreiníes por participar en manifestaciones que pedían la liberación de los presos políticos ante el estallido de la prisión de Jau. Además, entre el 12 y el 30 de junio de 2021, Ali fue detenido bajo los cargos de incitación y de atentar contra la seguridad por publicar un vídeo en el que se refería a Husain Barakat, un preso que murió por casos relacionados con el Coronavirus el año pasado, como un mártir.
Las medidas adoptadas por las autoridades bahreiníes, desde la detención sin orden judicial de Muhana hasta la tortura y la persecución continua, son todas ellas violaciones del derecho internacional y de la legislación nacional. Bahréin ha violado sus obligaciones en virtud de varios tratados internacionales, como la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes (CAT), y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (ICCPR). Por ello, la ADHRB pide a Bahréin que cumpla con sus obligaciones en materia de derechos humanos investigando las denuncias de tortura de los funcionarios para que rindan cuentas. Además, la ADHRB pide a las autoridades bahreiníes que dejen de hostigar a Ali, que está ejerciendo su derecho a la libertad de expresión y de reunión.