Ali Ebrahim AlZaki era un estudiante bahreiní de 20 años cuando fue detenido mientras buscaba tratamiento médico. Fue torturado desde ese momento hasta su confesión forzada. Actualmente está recluido en la prisión de Jau, donde se enfrenta a malos tratos y negligencia médica.
Ali AlZaki fue detenido el 19 de abril de 2014 en el Centro de Salud de AlBudaiya. Las autoridades rodearon el centro y lo detuvieron mientras recibía tratamiento por un episodio de epilepsia. Luego, lo llevaron a la casa de su abuelo en Muqaba, donde lo golpearon, y, después, lo trasladaron al CID. Pudo llamar a su familia a las 2 de la madrugada, diciéndoles que estaba bien y retenido en el CID.
Durante la investigación de Ali, fue sometido a torturas físicas y psicológicas. Los agentes de seguridad nacional del Ministerio del Interior insultaron, golpearon y amenazaron a Ali con matarlo. Como resultado, le obligaron a confesar los cargos que se le imputaban, sin la presencia de su abogado, y la tortura sólo cesó cuando fue presentado ante la Fiscalía.
Ali había sido citado antes de su detención y en la citación se indicaba que estaba acusado de un delito grave. Sin embargo, no acudió porque sabía que se le buscaba en el caso del atentado de Adliya, que según las autoridades ocurrió en noviembre de 2012. El 1 de octubre de 2013, el Tribunal Penal Superior condenó a Alí a 15 años de prisión en rebeldía. Aunque se le buscaba en relación con este caso, pronto se levantaron también otros cargos contra él. Fue condenado en hasta diez casos por cargos de incendio, reunión ilegal y disturbios, y posesión de cartuchos de explosivos, y el total de las condenas alcanzó los 25 años.
A Ali sólo se le permitió ver a su familia tres semanas después de su detención en la prisión de New Dry Dock. Durante la visita estaba visiblemente dolorido como consecuencia de las torturas a las que fue sometido.
Había pedido ver a un médico, pero no le examinaron a pesar de que padece epilepsia.
Recientemente, el 24 de octubre de 2021, Ali inició una huelga de hambre junto con un grupo de presos sin que se le diera respuesta al asunto de su tratamiento hasta que, a los seis días de su huelga, la administración respondió enviándolo a un oftalmólogo y proporcionándole tratamiento. Como resultado, puso fin a su huelga. Llevaba alrededor de un mes sufriendo una inflamación en uno de sus ojos, pero las autoridades penitenciarias le impidieron recibir tratamiento y no respondieron a sus demandas, y le preocupaba que su ojo se dañara.
Las acciones de las autoridades bahreiníes contra Ali violan el derecho internacional, incluida la Convención contra la Tortura y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, de los que Bahréin es parte. La ADHRB hace un llamamiento a Bahréin para que cumpla sus obligaciones en materia de derechos humanos anulando la condena de Ali y garantizando que cualquier nuevo juicio sea coherente con las garantías procesales y el derecho a un juicio justo. Además, instamos a las autoridades a que investiguen las denuncias de tortura y malos tratos por parte de los funcionarios de prisiones y a que hagan rendir cuentas a dichos funcionarios, así como a que proporcionen un tratamiento médico adecuado y oportuno a Ali y a todos los presos.