En el CDH 48: La cultura de la impunidad en Bahréin

El 26 de septiembre, la ADHRB realizó una intervención oral en la sesión 48 del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en el punto 4, sobre la cultura de la impunidad en Bahréin.

 

Uno de los principales retos para cualquier reforma de los derechos humanos en Bahréin es la arraigada cultura de la impunidad en el país. Donde los funcionarios de seguridad bahreiníes que supuestamente han participado en los atroces crímenes de la tortura. El funcionario que encabeza la lista es el hijo del rey Nasser bin Hamad Alkhalifa. En lugar de exigir responsabilidades a Nasser y ordenar una investigación independiente, el rey de Bahréin, Hamad Alkhalifa, lo ascendió en una clara muestra de nepotismo y de lo que los activistas bahreiníes vienen llamando la propagación de la cultura de la impunidad en el país.

Lo que anima a gobiernos como el de Bahréin a reforzar esta peligrosa cultura de la impunidad es el apoyo que recibe de sus dos mayores aliados, el Reino Unido y Estados Unidos. Ambos países reciben a Nasser bin Hamad con los brazos diplomáticos abiertos, haciendo caso omiso de las graves preocupaciones planteadas por activistas bahreiníes sobre su presunto papel en la tortura de activistas bahreiníes. Esta impunidad fomentará más crímenes contra los derechos humanos en Bahréin.

Uno de los principales organismos gubernamentales responsables de las violaciones de derechos humanos en Bahréin es el Ministerio del Interior, dirigido por Rashid bin Abdulla Alkhalifa. Durante más de 10 años, este ministerio ha participado en graves violaciones de derechos humanos en Bahréin. Sin embargo, no se ha llevado a cabo ninguna investigación contra Rashid Alkhalifa a pesar de su clara responsabilidad como ministro de este notorio ministerio en el país.
Nasser y Rashid Alkhalifa son sólo dos de la larga lista de funcionarios bahreiníes que disfrutan de la actual cultura sistemática de impunidad en el país. Esta política ha sido creada localmente por el rey de Bahrein y apoyada por los dos mayores aliados de Bahrein, Estados Unidos y el Reino Unido.