AbdulAziz AbdulRedha Isa era un guardia de seguridad de 23 años cuando fue detenido sin orden judicial en 2011 tras una redada. AbdulAziz fue brutalmente torturado después, lo que le provocó graves lesiones en la cabeza y el cuerpo. Tras ser condenado injustamente por el tribunal militar, AbdulAziz fue trasladado a la prisión de Jau, donde permanece para cumplir su condena.
El 6 de abril de 2011, agentes enmascarados vestidos de civil y fuerzas especiales de seguridad detuvieron a AbdulAziz en una casa de A’ali. Los agentes no indicaron el motivo de la detención, ni se presentó una orden de arresto. AbdulAziz ya había sido detenido el 6 de abril de 2009 y puesto en libertad el 23 de febrero de 2011 con el inicio de las manifestaciones prodemocráticas.
Tras su detención, AbdulAziz fue trasladado a la prisión de AlQurain, donde fue interrogado sin la presencia de su abogado y torturado para extraerle confesiones, mientras se le cortaban completamente las noticias de su familia. Los agentes de seguridad especiales y los soldados lo golpearon por todo el cuerpo y le dieron fuertes golpes en la cabeza, además de someterlo a latigazos en los pies y a descargas eléctricas. Como resultado, AbdulAziz sufrió heridas y cicatrices en el cuerpo, una lesión en la cabeza que le provocaba convulsiones y epilepsia, así como dolores de espalda. Cuando su familia pudo finalmente conocerlo por primera vez desde su detención en el tribunal militar, las señales de tortura eran evidentes en su cuerpo. A pesar de todo, AbdulAziz no confesó los cargos.
AbdulAziz no pudo impugnar las pruebas presentadas contra él y no se le permitió comunicarse con su abogado. Tampoco tuvo tiempo ni instalaciones suficientes para prepararse para el juicio. AbdulAziz fue declarado culpable en el caso de atropellar a un agente de policía en la rotonda de Pearl y fue condenado a muerte por el tribunal militar. Sin embargo, la pena de muerte se redujo a cadena perpetua tras la apelación.
Durante su estancia en prisión, AbdulAziz se ha enfrentado a diferentes formas de maltrato, desde la denegación de tratamiento médico para la glándula inflamada de su cuello hasta las palizas y torturas sufridas durante los sucesos de la prisión de Jau en 2015. Actualmente sufre provocaciones por parte de los funcionarios de la prisión de Jau. Aunque su familia ha presentado muchas quejas solicitando que mejore su estado, no han tenido ningún resultado ni respuesta real.
El 25 de marzo de 2021, Abdulaziz dio positivo en la prueba del Coronavirus e informó a su familia de su infección en una llamada. Informó de que las celdas hacinadas no estaban suficientemente ventiladas y que no se aplicaban medidas de precaución para limitar la transmisión del virus entre los presos. Además, las celdas no se limpiaban ni esterilizaban regularmente. Desde entonces, sus padres no han recibido ninguna noticia sobre su estado de salud ni sobre si recibe algún tratamiento médico. La única información que han recibido es que fue trasladado a aislamiento médico en el centro AlHidd. Sin embargo, cuando su madre visitó el centro para ver cómo estaba, le dijeron que no estaba recluido allí.
El trato que ha sufrido Abdulaziz a manos de las autoridades bahreiníes, desde su detención, la tortura y los malos tratos que sufrió durante la misma, hasta la privación de un tratamiento médico rápido, constituye una violación de la constitución bahreiní, así como del derecho internacional, incluida la Convención contra la Tortura (CAT), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (ICCPR) y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (ICESCR), todos ellos ratificados por Bahrein. Por ello, ADHRB pide a las autoridades bahreiníes que retiren los cargos preestablecidos contra AbdulAziz y que investiguen las denuncias de tortura y trato inhumano por parte de los funcionarios de prisiones de AlQurain y Jau, así como del personal del ejército, con el fin de que dichos funcionarios rindan cuentas. Por último, la ADHRB insta a las autoridades bahreiníes a que proporcionen a AbdulAziz la atención médica necesaria en lo sucesivo, así como a que le permitan llamar regularmente a su familia para informarle de su paradero y su bienestar.