9 de junio de 2021 – Un preso político ha fallecido en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Salmaniya tras contraer el Covid-19 en el edificio 12 de la tristemente célebre prisión de Jau (Bahréin), a pesar de haber recibido dos dosis de la vacuna china Sinopharm, mientras el país lucha por contener el peor pico de casos de coronavirus desde que comenzó la pandemia el año pasado, según han declarado hoy la organización Americans for Democracy and Human Rights in Bahrain (ADHRB) y el Bahrain Institute for Rights and Democracy (BIRD).
Husain Barakat, de 48 años, murió en la madrugada del 9 de junio de 2021 tras dar positivo en las pruebas del coronavirus el 27 de mayo de 2021. Según los familiares que hablaron ayer con nosotros, Husain ya había recibido dos dosis de la vacuna de Sinopharm, pero su estado se deterioró tras el diagnóstico y fue trasladado de la prisión de Jau al hospital de Salmaniya, donde se le colocó un respirador en una unidad de cuidados intensivos. Su muerte se anunció posteriormente en las redes sociales.
Juicio injusto y encarcelamiento arbitrario
Husain fue uno de los 53 individuos condenados a cadena perpetua el 15 de mayo de 2018 tras ser declarado culpable en un juicio masivo de 138 acusados por pertenecer supuestamente a una célula terrorista conocida como las «Brigadas Zulfiqar», y también fue uno de los 115 acusados despojados de su ciudadanía en el mismo caso. Tras examinar el caso, el Grupo de Trabajo de la ONU sobre la Detención Arbitraria (GTA) declaró que no se cumplían las normas internacionales de un juicio justo y que las violaciones del juicio justo eran «de tal gravedad» que constituían una privación de libertad arbitraria. La ciudadanía de Husain fue restituida posteriormente por Real Decreto.
El hijo de Husain, Ali Barakat, también está cumpliendo una condena de 22 años en la prisión de Jau, tras ser condenado por cargos políticos en un caso distinto cuando sólo tenía 16 años, según su madre.
COVID-19 Crisis en Bahréin
La muerte de Husain se produce en un momento en el que Bahréin lucha por contener un aumento sin precedentes de los casos de coronavirus, registrándose el 1 de junio el mayor número de muertes en el país desde que comenzó la pandemia. El repunte de casos ha socavado el rápido despliegue de la vacuna, agravando la preocupación de que la vacuna de Sinopharm, desarrollada por China, no haya proporcionado una resistencia eficaz al coronavirus. A día de hoy, el New York Times sitúa a Bahréin como el tercer país con mayor aumento de casos de Covid-19 en la última semana.
El brote actual en la prisión de Jau, el segundo de este año, comenzó el 22 de mayo y se calcula que ha infectado al 60% de los 255 presos políticos alojados en el edificio 12. En un brote anterior, en marzo, al menos 140 reclusos se infectaron con el virus. Según las cifras obtenidas por ADHRB y BIRD, al menos 300 presos se han recuperado del virus desde el comienzo del primer brote.
El gobierno de Bahréin se enfrenta a fuertes críticas por no haber atendido los reiterados llamamientos de los grupos de derechos y por no haber liberado a los presos políticos para reducir el riesgo de que el virus se propague por el sistema penitenciario del país. A pesar de que el gobierno ordenó la liberación de un número importante de presos el año pasado, los detenidos políticos fueron excluidos en gran medida y permanecen confinados en edificios superpoblados donde prevalecen las condiciones insalubres. Se ha manifestado una especial preocupación por el envejecimiento de los líderes del levantamiento prodemocrático de 2011, incluido el septuagenario Hassan Mushaima, que padece graves problemas de salud subyacentes que le hacen correr un alto riesgo de contraer el coronavirus.
Husain Abdulla, director ejecutivo de Americans for Democracy and Human Rights in Bahrain (ADHRB) comentó «Tras esta trágica muerte, la administración Biden y el gobierno del Reino Unido deben dejar claro a sus aliados bahreiníes que no se tolerará más la retención de opositores políticos como rehenes. Todos los condenados por su oposición pacífica al gobierno deben ser liberados inmediata e incondicionalmente.»
Sayed Ahmed Alwadaei, director de promoción del Instituto de Bahréin para los Derechos y la Democracia (BIRD), comentó: «La muerte de Husain podría haberse evitado si el gobierno de Bahréin hubiera hecho caso a los llamamientos para liberar a los presos políticos y evitar así la propagación del virus. Con el hacinamiento en las celdas, las condiciones insalubres y la falta de medidas preventivas, es probable que este brote catastrófico continúe; para evitar más tragedias, el gobierno debe liberar a los presos vulnerables, como Hassan Mushaima, que para empezar no deberían estar encarcelados»