Mohsen Ebrahim AlMajed, desempleado, tenía 27 años cuando fue detenido en la ciudad de Isa. Desde su detención, Mohsen ha sido sometido a torturas y negligencias médicas que han afectado a su salud. Hasta el día de hoy, se desconocen las condiciones en que se ha deteriorado su salud. Actualmente está recluido en la prisión de Jau.
El 14 de diciembre de 2014, agentes vestidos de civil y funcionarios del Ministerio del Interior detuvieron a Mohsen en una casa de la ciudad de Isa, después de que los servicios de inteligencia lo rastrearan y siguieran. No le enviaron una orden de detención ni le informaron de las sentencias dictadas contra él, y no mencionaron los motivos de su detención cuando esta se produjo. Durante su detención, Mohsen fue sometido a torturas y golpes.
Mientras estaba detenido, Mohsen desapareció forzosamente durante 9 días. Más tarde, su familia se enteró de que estaba en la Dirección de Investigaciones Criminales (CID). En la CID de Adliya, Mohsen fue sometido a diferentes formas de tortura. Lo desnudaron y lo colgaron de las piernas, lo golpearon con una tabla de leña con clavos, látigos y porras, lo quemaron con colillas, lo amenazaron con electrocutarlo, con agredirlo sexualmente y violarlo, lo obligaron a permanecer de pie durante largas horas y lo privaron de dormir y de usar el baño. El 17 de diciembre de 2014, fue llevado al Ministerio Público (PPO) donde fue chantajeado para que firmara los papeles del caso. El 24 de diciembre de 2014, fue llevado a un examen médico en la clínica del Hospital Al Qala’, donde se descubrió que tenía heridas de perdigones en la pierna, además de sufrir una fractura en la oreja derecha, epilepsia, delirio y rastros de agujeros de clavos y quemaduras de cigarrillos en su cuerpo. Ese mismo día también pudo reunirse por fin con su familia.
Los Servicios de Inteligencia, la OPA y el juez interrogaron a Mohsen durante más de 10 horas, sin la presencia de un abogado. Los métodos de tortura se utilizaron para obligarle a confesar los delitos de los que se le acusaba. Mohsen fue condenado en varios casos. Fue condenado a 1) 15 años por intento de asesinato de un agente de policía, colocación de bombas, posesión y adquisición de fuegos artificiales y destrucción intencionada de bienes; 2) cadena perpetua, una multa de 200.000 dinares bahreiníes y la revocación de su ciudadanía por el asesinato intencionado del cabo jordano Ali Mohamed Ali, el uso de explosivos que provocó la muerte de un agente de policía, la posesión, adquisición y fabricación de fuegos artificiales y botes explosivos, reunión ilegal y disturbios, y la adhesión a un grupo terrorista y la recaudación de fondos para él, provocando una explosión con fines terroristas; 3) dos años por reunión ilegal y disturbios; 4) 10 años por posesión de explosivos producidos localmente; y 5) 5 años por recaudar dinero durante ocasiones religiosas para desestabilizar la seguridad, y por aterrorizar y sabotear. El 21 de abril de 2019, la ciudadanía de Mohsen fue restituida mediante un indulto real.
En prisión, la salud de Mohsen se ha deteriorado, y también se enfrenta a la discriminación por sus creencias religiosas chiíes. A Mohsen se le han caído los dientes por negligencia médica. A este respecto, su familia presentó numerosas quejas al Defensor del Pueblo, pero sin éxito. También presentaron quejas ante el Instituto Nacional de Derechos Humanos, pero no se tomó ninguna medida. El 18 de marzo de 2021, Mohsen fue trasladado al hospital militar porque le recetaron medicamentos inadecuados para su estado. Entró en coma durante los tres primeros días de su estancia y sólo pudo ponerse en contacto con su familia para informarles el 23 de marzo. Se suponía que Mohsen iba a ser trasladado del hospital el 1 de abril, pero su estado empeoró al experimentar una alta temperatura y espasmos corporales. Su familia aún desconoce las causas del continuo deterioro de su salud, a pesar de que se le han realizado múltiples pruebas. Hasta el 25 de abril de 2021, Mohsen había cumplido 37 días en el hospital militar, donde está siendo sometido a nuevas negligencias médicas en medio de la pandemia de COVID-19.
Las prácticas de las autoridades bahreiníes contra Mohsen son violaciones flagrantes de las convenciones jurídicas internacionales de las que Bahrein es parte, como la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Por lo tanto, la ADHRB pide a Bahréin que cumpla con sus obligaciones retirando los cargos infundados contra Mohsen y que investigue las acusaciones de tortura y negligencia médica para que los autores rindan cuentas de sus actos. La ADHRB también insta a las autoridades a proporcionar a Mohsen el tratamiento médico adecuado y a dar seguimiento a las denuncias presentadas por su familia.