Mohsen Ali Baddaw, licenciado en el Instituto de Formación de Bahréin, tenía sólo 24 años cuando las autoridades lo detuvieron en la casa de su prometida en 2015. Fue torturado y condenado por múltiples cargos relacionados con el terrorismo mediante juicios injustos celebrados en ausencia o utilizando confesiones producidas bajo tortura.
El 2 de abril de 2015, la casa estaba rodeada de coches de policía, y un gran número de agentes de policía, fuerzas de comandos, funcionarios civiles y agentes de seguridad del Estado estaban por toda la zona. Mohsen estaba con su hermana en la línea en ese momento y escuchó a los agentes de policía a través del teléfono. Se acercó a la ventana y vio a los agentes, por lo que trató de escapar, pero fue atrapado y golpeado. Mohsen fue detenido sin orden judicial y metido en un coche de policía.
Antes de la detención de Mohsen, las fuerzas bahreiníes allanaron su domicilio en varias ocasiones y le enviaron citaciones para que compareciera ante las autoridades pertinentes. Fue condenado en varios casos, muchos de los cuales no le fueron comunicados. Mohsen estaba en busca y captura antes de la detención, pero no tenía información sobre todas las sentencias y cargos que se le imputaban.
Tras su detención, Mohsen pudo llamar a su familia e informarle de que estaba en el edificio de la investigación. Sin embargo, estuvo desaparecido por la fuerza durante los 15 días siguientes. Durante el interrogatorio en el CID de Adliya, Mohsen fue sometido a diferentes formas de tortura, lo que provocó que se desmayara y fuera trasladado al hospital militar la primera noche del interrogatorio. Lo insultaron, lo maltrataron verbalmente y lo golpearon con dureza. El interrogatorio duró dos semanas y no se permitió la presencia de su abogado. Mohsen confesó bajo tortura, y la confesión se utilizó en su contra en los juicios celebrados tras su detención. Cuando su familia lo visitó un mes y medio después de su detención, notaron moretones y marcas en el cuerpo de Mohsen, pero él no les dijo nada.
Mohsen fue condenado en más casos después de su detención, y el total de sus condenas ha alcanzado 4 cadenas perpetuas (130 años) por cargos relacionados con reunión ilegal, posesión de materiales explosivos, agresión a un funcionario público y detonación de una bomba, entre otros. Fue llevado ante el juez varios meses después de su detención. Durante las sesiones judiciales a las que asistió, no se le permitió aportar pruebas y sólo pudo insistir en que es inocente.
El brote de coronavirus en la prisión de Jau, donde Mohsen está actualmente recluido, ha suscitado gran preocupación entre los presos y sus familias. Mohsen se ha enfrentado a múltiples problemas de salud debido a las condiciones insalubres y de hacinamiento de la prisión, como haber contraído sarna y la propagación de alergias en su pierna en 2019. A pesar de las reiteradas peticiones de la familia para que se le proporcionara atención médica, Mohsen sufrió durante más de 6 meses sin ningún tratamiento. Además, las torturas a las que fue sometido durante los sucesos de la prisión de Jau en 2015 le dejaron problemas de vista. Aunque la administración había programado una cita para recibir tratamiento en el Hospital Salmaniya, esta fue cancelada debido a la pandemia. A la luz de este historial de negligencia médica, los riesgos del Coronavirus son elevados.
El 17 de abril, las fuerzas antidisturbios atacaron a los presos de los edificios 12, 13 y 14 de la prisión de Jau, y muchos de ellos resultaron heridos. Este ataque fue un acto de represalia contra los presos que protestaban por las condiciones inadecuadas de la prisión y las medidas punitivas aplicadas contra ellos en los edificios 12, 13 y 14, como la prohibición de llamadas y la retención de los presos en sus celdas durante 24 horas al día. Mohsen está recluido en el edificio 14. Por ello, su familia se ha comunicado en repetidas ocasiones con la administración penitenciaria y el Ministerio del Interior, pero no ha recibido respuesta. También han presentado numerosas quejas a la Oficina del Defensor del Pueblo y han organizado una manifestación para exigir que se revele la suerte de los presos de los edificios 12, 13 y 14, después de que se cortara el contacto con ellos, así como para condenar la declaración de la Oficina del Defensor del Pueblo, que negaba el hecho de que los presos tuvieran prohibido llamar a sus familias. El 28 de abril de 2021, la familia de Mohsen confirmó que no ha tenido noticias de él ni ha recibido ninguna información sobre él en 23 días, lo que aumenta aún más su preocupación.
La detención, la desaparición, la denegación de acceso a su abogado y la tortura de Mohsen constituyen violaciones de las obligaciones contraídas por Bahréin en virtud de la Constitución y del derecho internacional, concretamente la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes (CAT) y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (ICCPR). Como fue detenido sin orden judicial y no se le concedió un juicio justo según las normas internacionales, Mohsen Baddaw fue detenido arbitrariamente por las autoridades bahreiníes. Además, las medidas punitivas aplicadas a los presos y la denegación de llamadas con su familia constituyen una violación de las Reglas Mínimas de la ONU para el Tratamiento de los Reclusos (Reglas Mandela). Por lo tanto, ADHRB hace un llamamiento al gobierno de Bahréin para que conceda a Mohsen un nuevo juicio justo que respete las normas judiciales y probatorias internacionales, además de investigar las acusaciones de tortura para coaccionar una confesión y el ataque en la prisión de Jau con vistas a responsabilizar a los autores. Además, la ADHRB insta a la administración penitenciaria a que proporcione a Mohsen una atención médica adecuada. Por último, la ADHRB reitera las peticiones de las familias afectadas de los presos de los Edificios 12, 13 y 14 para que se les informe del bienestar y el paradero de los presos y se les permita ponerse en contacto con ellos regularmente.