En un año de inestabilidad política de la Unión Europea (U.E.), así como para los países cercanos y extranjeros, Francia sigue proyectando su imagen de líder de los valores humanitarios y defensora de la divisa “libertad, igualdad y fraternidad”. Sin embargo, nuestra investigación ha demostrado que la libertad, igualdad y la fraternidad no forman parte de la misión internacional del Gobierno francés.
Como miembro de la Unión Europea, Francia está obligada a seguir una serie de directrices y reglamentos para cumplir los objetivos de la Unión. Las Directrices de la U.E. Sobre los defensores de los derechos humanos describen las medidas que un Jefe de Misión (HoM, por sus siglas en inglés) debe adoptar para apoyar a los defensores de los derechos humanos en un país determinado. Estas directrices fueron diseñadas para las misiones de la UE en un tercer país, lo que se refiere directamente a una embajada de un estado miembro. Por lo tanto, el Jefe de Misión francés en el extranjero es el embajador respectivo de un país.
¿Cuáles son las directrices de la U.E. para los defensores de los derechos humanos?
Las Directrices de la U.E. sobre los defensores de los derechos humanos “establecen el enfoque de la U.E. para apoyar y proteger a los defensores de los derechos humanos en los países no pertenecientes a la U.E.” y se centran en una serie de cuestiones fundamentales. Brevemente, estas afirman que es importante que los Estados miembros presenten informes periódicos sobre las condiciones de los derechos humanos; consulten a los defensores de los derechos humanos y mantengan sus contactos; recalquen la importancia de la protección de los defensores de los derechos humanos y promuevan los mecanismos de fortalecimiento pertinentes; alienten a terceros países a aceptar la solicitudes de visitas de Estado de los procedimientos especiales de las Naciones Unidas; presten asistencia en los procesos e instituciones democráticos; ayuden a establecer una red de defensores de los derechos humanos internacional; y garanticen su acceso a los recursos y al apoyo.
A pesar de que se tratan de objetivos claros y concisos, la U.E. y algunos Estados miembro, como Francia, no están cumpliendo con sus compromisos y protegiendo a los defensores de los derechos humanos en los países de Oriente Medio. El informe de Amnistía Internacional “Defendiendo a los defensores? Evaluación de la acción de la U.E. protegiendo a los defensores de los derechos humanos” revela que en algunos Estados, los defensores de los derechos humanos reciben mucho más apoyo de los Jefes de Misión que en otros. Por lo tanto, no es de extrañar que en los países de Oriente Medio -importantes aliados desde el punto de vista geoestratégico, económico y político de Estados como el francés- el apoyo a los defensores de los derechos humanos sea sistemáticamente desatendido por los Estados miembros de la U.E. Esta alianza se mantiene a pesar de las continuas violaciones de los derechos humanos en países como Bahréin, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Arabia Saudí.
La primera recomendación para que un Estado miembro de la U.E. cumpla con las directrices esbozadas es que el HoM proporcione un “informe periodico sobre la situación de los derechos humanos” en su respectivo tercer país. Sin embargo, la búsqueda de estos documentos del gobierno francés respecto a Bahréin, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí es infructuosa, lo que ha llevado ADHRB a concluir que estos informes simplemente no existen. Teniendo en cuenta la preocupación generalizada y creciente por las cuestiones de derechos humanos en estos países, que han sido planteadas no sólo por destacadas ONGs como Human Rights Watch, Amnistía Internacional y Reporteros sin Fronteras (RSF), sino también por varios Relatores Especiales de las Naciones Unidas, es sumamente alarmante el hecho que los Jefes de Misión franceses pasen por alto aquellas cuestiones relativas a los defensores de los derechos. Además, si los organismos gubernamentales de la U.E. o los Jefes de Misión se ven presionados a tomar medidas menores, sus medidas no siempre son visibles. Por ejemplo, si se emite una declaración en francés en un tercer país, es posible que no se traduzca al idioma local y que, por consiguiente, sea inaccesible para su público objetivo más amplio.
Muchas cuestiones relacionadas con los Jefes de Misión se refieren a su falta de transparencia en lo que respecta a la comunicación inexistente de su evaluación local de los derechos humanos; su oposición al apoyo a los defensores de los derechos humanos y su insatisfactorio cumplimiento de las directrices de la Unión Europea. Esto llevó ADHRB a ponerse en contacto con ellos para expresar sus preocupaciones y detallar los casos actuales que requieren el apoyo inmediato de los embajadores en Bahréin, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí. Nuestra organización se dirigió directamente al embajador francés en Bahréin Jérôme Cauchard, al embajador francés en los Emiratos Arabes Unidos Ludovic Pouille, al embajador francés en Arabia Saudí, Françoise Gouyette, y al jefe de la delegación de la Unión Europea en Arabia Saudita Michele Cervone d’Urso. En nuestra correspondencia, planteamos preguntas concretas sobre sus acciones en relación con las Directrices de la U.E. sobre los defensores de los derechos humanos durante el periodo de sus nombramientos. Ninguno respondió a nuestras preguntas.
Jérôme Cauchard (Embajador de Francia en Bahréin)
El embajador francés en Bahréin, Jérôme Cauchard, no ha tomado ninguna medida visible en relación con el apoyo a los defensores de los derechos humanos de Bahréin desde su nombramiento el 7 de noviembre de 2019. Todo ello a pesar de que en el tercer ciclo del EPU, el gobierno francés pidió a Bahréin que “liberara a todos los prisioneros políticos y ajustará su legislación nacional al artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos con garantía de libertad de expresión”. La división entre los valores franceses exteriores y las acciones que toman en la sombra es, por lo tanto, profundamente evidente. Mientras que el gobierno central francés es consciente de las violaciones cometidas contra los defensores de los derechos humanos y los prisioneros políticos en Bahréin, su embajador sobre el terreno evita tomar ninguna medida sustancial.
Aún más preocupante es el hecho de que la anterior embajadora de Francia en Manamá, Cecile Longe, estaba más dispuesta que Cauchard a denunciar a Bahréin por sus abusos contra los defensores de los derechos humanos. En junio de 2019, cuando todavía estaba en cargo, expresó su preocupación por el “trato que reciben los defensores de los derechos humanos y los opositores políticos en el país”, llamando especialmente la atención sobre Nabeel Rajab que hasta hace poco, estaba encarcelado debido a la publicación de una serie de “tweets” y a algunas entrevistas en las que criticaba al gobierno de Bahréin. Cuando se le pidió que se pronunciase al respecto, la presidencia francesa se negó, junto con Cauchard y la embajada de Bahréin en París. En consecuencia, las violaciones de los derechos humanos en Bahréin han continuado en 2020, incluido el encarcelamiento continuo de los presos politicos Hassan Mushaima y Zakeya AlBarboori, así como las penas de muertes recientes confirmadas el 15 de junio de 2020 contra Zuhair Ibrahim Jasim Abdullah y Hussein Abdullah Khalil Rashid.
En relación con los prisioneros políticos de Bahréin, Jérôme Cauchard demostró en última instancia su falta de compromiso con las directrices de la UE cuando apoyó públicamente la respuesta del gobierno de Bahréin a la crisis de COVID-19. En una entrevista del 21 de abril de 2020, congratuló al Rey Hamad bin Isa Al Khalifa, declarando que Bahréin había tratado la propagación del virus con “precisión y transparencia”. A pesar de ello, varias ONGs de prestigio han demostrado el fracaso de Bahrein frente al COVID-19, en particular en los centros de detención. Las condiciones insalubres en las superpobladas prisiones de Bahréin agravan el riesgo de que COVID-19 se extienda entre los reclusos y el personal, especialmente entre aquellos que ya sufren condiciones de salud que se ven exacerbadas por la denegación de acceso a una atención médica adecuada. Este maltrato de los presos políticos va en contra tanto de la misión esbozada en las Directrices de la Unión Europea sobre los defensores de los derechos humanos como de los supuestos valores franceses de libertad, igualdad y fraternidad.
Ludovic Pouille (Embajador de Francia en los Emiratos Árabes Unidos)
Ludovic Pouille ejerce como embajador de Francia en los Emiratos Árabes Unidos (EAU) desde el 2 de julio de 2017 y, sin embargo, tampoco ha emprendido ninguna acción visible en los últimos tres años para apoyar o promover a los defensores de los derechos humanos de los Emiratos. Ahmed Mansoor, un galardonado defensor de los derechos humanos, fue detenido por las fuerzas emiratíes solo unos meses antes del nombramiento de Pouille en marzo de 2017 por cargos relacionados con su discurso. Fue condenado a diez años de prisión el 29 de mayo de 2018. Nasser bin Ghaith, un prominente académico, recibió una sentencia similar de los tribunales de los Emiratos Árabes Unidos también en marzo de 2017. A pesar de que el Parlamento Europeo aprobó una resolución en 2018 en la que pedía la inmediata liberación de Mansoor y de todos los demás “presos de conciencia” de los EAU, Pouille no se ha pronunciado sobre las cuestiones de derechos humanos en el país.
Las preocupantes respuestas del gobierno de EAU a las críticas han ido en aumento desde que el país promulgó su Ley de Delitos Cibernéticos en 2012, que tipifica como delito la difamación y define la actividad terrorista como cualquier acto que pueda «antagonizar al Estado«. Mansoor fue arrestado bajo los cargos de ciberdelincuencia, y los procedimientos especiales de la ONU condenaron las condiciones de su detención y destacaron que su prolongado confinamiento en solitario puede constituir una tortura. Human Rights Watch ha pedido en repetidas ocasiones que se tomen medidas en relación con Mansoor y el trato injusto que reciben los defensores de los derechos humanos en los Emiratos Árabes Unidos, y ha instado asimismo al Presidente francés Emmanuel Macron a que plantee al príncipe heredero de Abu Dhabi su preocupación por las violaciones humanitarias en el Yemen. Sin embargo, Francia ha seguido suministrando al país equipo militar y tecnología de vigilancia, y el 4 de noviembre de 2019, Pouille declaró públicamente que la relación entre los dos países «está avanzando por un camino más claro y con una confianza mutua estratégica y valores compartidos cada vez mayores«.
François Gouyette (Embajador de Francia en Arabia Saudí)
Desde el 15 de mayo de 2018, el gobierno saudí convirtió en su blanco específico a destacadas mujeres defensoras de los derechos humanos (MDDH) como Samar Badawi, Nassima AlSaada y Loujain AlHathloul, con arrestos, torturas, agresiones sexuales, privación de libertad y malos tratos en relación con el levantamiento de la prohibición de conducir en 2018. A pesar de ello, François Gouyette, Embajador de Francia en Arabia Saudí desde septiembre de 2016, nunca ha condenado públicamente el hecho de que las MDDH o los defensores de los derechos humanos en general, incluidos los activistas y los periodistas, sean objeto de ataques. Asimismo, a pesar de las recomendaciones francesas en el ámbito del tercer ciclo del EPU que instan al gobierno saudí a «garantizar la seguridad de los periodistas y los defensores de los derechos humanos y poner fin de inmediato a los encarcelamientos y arrestos arbitrarios a los que se enfrentan«, Gouyette no ha tomado ninguna medida visible para insistir en su aplicación.
Además, el Gobierno francés es también cómplice de la venta de armas a Arabia Saudí que se están utilizando para atacar a civiles yemeníes, y con respecto a las cuales Gouyette no ha hecho ninguna declaración. Cómo descubrió la organización ADHRB en un informe anterior, las empresas francesas productoras de armas, como la empresa estatal Nexter, han fabricado vehículos blindados que se han vendido a Arabia Saudí. Además, un documento filtrado de Disclose revela que se están utilizando armas CAESAR para permitir la entrada de las tropas saudíes en el Yemen. El informe muestra que 48 de esos vehículos están supuestamente situados cerca de la frontera con Yemen, y que la población que vive dentro del objetivo del fuego de artillería está formada por 436.370 civiles. A pesar de ello, en abril de 2019, Gouyette declaró que las relaciones bilaterales entre París y Riad estaban «en su mejor momento» y destacó la relación estratégica que mantienen ambos países.
Michele Cervone d’Urso (Jefe de la Delegación de la Unión Europea en Arabia Saudí)
Únicamente la Jefa de la Delegación de la Unión Europea en Arabia Saudita, Michele Cervone d’Urso, ha abordado con cautela las cuestiones de derechos humanos. En 2017, aprovechando que era el Día de los Derechos Humanos en Arabia Saudí, mencionó que los países que se han adherido a la Declaración Universal de Derechos Humanos en todo el mundo están todavía «lejos de cumplir plenamente» sus obligaciones en materia de derechos humanos. También subrayó que varios países de las Naciones Unidas todavía no han adoptado la Declaración, y en este sentido se dirigió directamente a Arabia Saudí, ya que el Gobierno saudí nunca se adhirió a la Declaración. D’Urso simplemente declaró que cuando la U.E. coopera con las autoridades y organismos nacionales, como la Comisión de Derechos Humanos o la Sociedad Nacional de Derechos Humanos de Arabia Saudí, para promover los «valores comunes» de los derechos humanos, «no pueden estar de acuerdo en todo«.
Es chocante que d’Urso defina los derechos humanos como «valores comunes» entre la U.E. y Arabia Saudí, debido a que los derechos humanos son violados diariamente por el gobierno saudí. Dado el objetivo principal de la U.E., la protección de los derechos humanos, el efímero intento de d’Urso de mencionar las cuestiones de derechos humanos está lejos de lo que se espera de su posición como HoM de la UE en Arabia Saudí, o de la Unión en general. Del mismo modo, cuando el defensor de los derechos humanos saudí Mohammed Al-Otaibi fue devuelto por la fuerza a Arabia Saudí desde Qatar, la Delegación de la U.E. en Arabia Saudí hizo una declaración sobre las cuestiones de derechos humanos, pero no condenó la acción ni aplicó ninguna medida para apoyarlo. En cambio, en la declaración pública se subrayó el respeto de las «prerrogativas de la judicatura saudí«, a pesar de sus claras violaciones humanitarias.
En comparación con su función actual, Michele Cervone d’Urso, en su anterior papel de Enviado de la Unión Europea a Somalia, fue más franca en cuanto a las violaciones de los derechos humanos. Por ejemplo, junto con la Organización Internacional para las Migraciones, abordó la cuestión de la discriminación contra la mujer en Somalia en el Día Internacional de la Mujer de 2013. Sin embargo, no ha hecho ninguna declaración similar sobre los derechos de la mujer en los Estados del Golfo. Además, en Somalia, la U.E. financió una «capacitación sobre la información basada en los derechos humanos para periodistas y funcionarios del Ministerio de Información en Puntlandia (Somalia)». Un proyecto de este tipo podría tener un potencial significativo en Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, pero la U.E. nunca ha propuesto un proyecto similar en la región del Golfo. Esta falta de respuesta directa a las violaciones de los derechos humanos en los Estados del Golfo probablemente esté vinculada al fuerte interés económico de la U.E. en la región. En consecuencia, existe un conflicto de objetivos entre el tratamiento de las violaciones de los derechos humanos y el mantenimiento de buenas relaciones económicas. Lamentablemente, es evidente a qué zona la U.E. concede mayor importancia.
El fracaso de los embajadores franceses
La labor diplomática de un HoM requiere una cuidadosa negociación con su respectivo tercer país. Sin embargo, la completa inacción y silencio de los Estados miembros de la U.E. ante las graves violaciones de los derechos humanos los hace cómplices de los malos tratos a los ciudadanos de la región del Golfo. A pesar de que Francia se presenta como un Estado modelo en términos de libertad civil y respeto de los derechos humanos, su gobierno se ha mostrado bastante reticente a promover globalmente estos derechos. Los embajadores franceses en Bahréin, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudé han evitado explicarnos su posición respecto a las violaciones de derechos humanos que están teniendo lugar en sus respectivos países, y sus acciones parecen sugerir que están más interesados en preservar su alianza socioeconómica con estos países que con promover y proteger los derechos humanos. En última instancia, Jérôme Cauchard, Ludovic Pouille, François Gouyette y Michele Cervone d’Urso no han logrado encarnar los valores franceses de libertad, igualdad y fraternidad donde más lo necesita la sociedad civil. Ninguno de estos embajadores ha condenado públicamente las acciones de los Estados del Golfo hacia sus pueblos, y ninguno ha promovido o protegido a los defensores de los derechos humanos de la región.