Los Emiratos Árabes Unidos (EAU) están considerados como uno de los países más difíciles del mundo para los defensores de los derechos humanos (DDH) y las organizaciones de la sociedad civil (OSC). Su capacidad para actuar libremente en el país y para comprometerse con la comunidad internacional a fin de promover los derechos humanos se ve constantemente obstruida y restringida por el gobierno.
A pesar de ser un país altamente desarrollado con una economía competitiva y con vínculos con los países democráticos occidentales, es evidente que los EAU no promueven ni respetan sistemáticamente las libertades fundamentales. ADHRB ha documentado durante mucho tiempo patrones de represalias contra los DDHH que se comprometieron con el sistema de derechos humanos de las Naciones Unidas.Esto es particularmente cierto en el Consejo de Derechos Humanos (CDH), y especialmente si están tratando de resaltar los problemas que ellos y otros defensores de derechos humanos enfrentan para ejercer su derecho a la libertad de expresión. Debido a su compromiso multilateral con las Naciones Unidas, los DDH han visto silenciadas sus voces, sus libertades han sido privadas mediante arrestos y detenciones en régimen de incomunicación, y se les han impuesto prohibiciones de viaje y duras sentencias como castigo por su lucha por los derechos humanos. ADHRB ha informado y condenado estas acciones, mostrando un patrón sistemático y creciente de represión que ha afectado a los DDH en los EAU durante demasiado tiempo.
Desde 2011, las autoridades de los Emiratos han emprendido una campaña de represión que gira en torno a la libertad de expresión, de reunión y de asociación. Esto ha dado lugar a su vez a una considerable reducción de las actividades de las OSC, tanto a nivel nacional como internacional. Por ejemplo, a través de la participación de las OSC en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. ADHRB ha evaluado plenamente los Emiratos Árabes Unidos en su tercer ciclo del EPU, y ha llegado a la conclusión de que el país ha fracasado en gran medida en la aplicación de las recomendaciones conexas con respecto a la libertad de expresión. Como resultado, ha habido poca o ninguna mejora en esta esfera de la aplicación de los derechos humanos.
Las represalias del Gobierno contra quienes defienden la libertad de expresión han adoptado diversas formas. La organización Artículo 19 es una destacada organización de la sociedad civil que se centra en la libertad de expresión, e informó de cómo las autoridades de los Emiratos Árabes Unidos han utilizado ampliamente la tecnología de fabricación privada para atacar ilegalmente a los defensores de los derechos humanos mediante el uso de la vigilancia masiva. Esta tecnología se ha utilizado para arrestar, detener y procesar a los defensores, acusándolos de delitos relacionados con la seguridad o de amplios delitos cibernéticos en juicios que no han cumplido con las normas internacionales de juicio justo.
Las autoridades de los EAU también han recurrido ampliamente a la prohibición de viajar para detener a los defensores de los derechos humanos en sus esfuerzos de participación internacional. Esta forma de represalia ha sido una práctica común desde 2012, cuando se impidió a muchos defensores de los derechos humanos cruzar las fronteras de los Emiratos Árabes Unidos para viajar a las conferencias de derechos humanos. Ellos descubrían que se les prohibía viajar cuando llegaban al aeropuerto y no les dejaban embarcar. Los casos denunciados por HRW consistían en el hostigamiento sistemático de los familiares de los defensores de los derechos humanos, en particular de los que se habían trasladado al extranjero para continuar su labor en materia de derechos humanos. Este tipo de represalias consistían en la revocación de la ciudadanía, la prohibición de viajar y a muchos se les prohibía renovar sus documentos de identidad. Además, los familiares de todos los defensores de los derechos humanos que fueron objeto de estas represalias se enfrentaron a restricciones en su acceso al empleo o a la educación superior. Por este motivo, muchos actores internacionales como el Parlamento Europeo adoptaron una resolución en la que se pedía a los Emiratos Árabes Unidos, entre otros países, que pusieran fin a toda forma de hostigamiento contra los DDH. Esto incluía el levantamiento de cualquier prohibición de viaje impuesta, instando al país a garantizar que los DDH pudieran llevar a cabo su labor tanto a nivel nacional como internacional, sin temor a represalias por parte del Gobierno.
En septiembre de 2019, el informe anual del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, declaró que las represalias contra aquellos que cooperan con los mecanismos de las Naciones Unidas deben ser liberadas. Guterres también comentó la difícil situación de los defensores de los derechos humanos de los Emiratos, que al colaborar con la ONU estaban abogando por la mejora de los derechos humanos en el país. El informe también arrojó luz sobre el amplio uso de la detención arbitraria como método de represalia; haciendo especial hincapié en cómo muchos DDH se enfrentan al confinamiento solitario o están en celdas subterráneas sin acceso a la luz natural. Además, el informe también destacó otras formas de represalias del Gobierno como el uso de la tortura, la violación y otros abusos físicos. Tan graves fueron estos casos de represalias, que Alia Abdulnoor murió mientras estaba cautiva. La Sra. Abdulnoor fue encarcelada y sometida a malos tratos debido a su trabajo de defensa internacional y participó activamente en los órganos de vigilancia de los derechos humanos de las Naciones Unidas.
En el anterior informe anual de 2017, el Secretario General de la ONU expresó su preocupación por la detención secreta de Ahmed Mansoor, un destacado defensor de los derechos humanos. Su detención fue considerada como un acto de represalia debido a su colaboración con el Consejo de Derechos Humanos, los procedimientos especiales de las Naciones Unidas, el mecanismo de examen periódico universal y los órganos de tratados de las Naciones Unidas. El 7 de mayo de 2019, los expertos de las Naciones Unidas expresaron su grave preocupación por el bienestar físico del Sr. Mansoor y las malas condiciones de su detención en los Emiratos Árabes Unidos. El 22 de octubre de 2019, Human Rights Watch, Amnistía Internacional, el Centro del Golfo para los Derechos Humanos y más de 135 organizaciones más pidieron a los Emiratos Árabes Unidos que liberaran a Ahmed Mansoor, que había estado recluido en régimen de aislamiento durante períodos prolongados.
Después de la pandemia COVID-19, los DDHH de los EAU siguen enfrentando condiciones de detención pésimas, que los colocan entre los de mayor riesgo para el virus. Las autoridades penitenciarias de los Emiratos violan constantemente las normas acordadas internacionalmente como las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos. Estas directrices prohíben el hacinamiento, las condiciones de saneamiento deficiente y la atención médica inadecuada o inexistente, condiciones que son comunes en los centros de detención del país. Por ejemplo, Ahmed Mansoor está actualmente recluido en una celda de 2 metros cuadrados en el pabellón de aislamiento de al-Sadr y carece de las necesidades básicas, incluyendo un colchón para dormir. Otro DDH, el Dr. Nasser bin Ghait, también está detenido en condiciones miserables, y actualmente se encuentra en la prisión de al Razeen, a menudo llamada «el Guantánamo de los EAU». En su estado actual, ambos prisioneros son altamente susceptibles de contraer COVID-19.
Como se ha demostrado, los Emiratos Árabes Unidos aplican una política de tolerancia cero frente a las críticas al empeoramiento de la situación de los derechos humanos en el país y a las demandas de reformas democráticas. Los defensores de los derechos humanos en los Emiratos Árabes Unidos han sido y seguirán siendo objeto de represalias por su activismo en materia de derechos humanos si la comunidad internacional no interviene. La comunidad internacional tiene el deber moral de alzar su voz en nombre de todos aquellos que en los EAU no pueden hacerlo, en particular, en nombre de todos los actores de la sociedad civil que deseen colaborar con el CDH de las Naciones Unidas y sus mecanismos. Los Estados deben presionar a las autoridades de los Emiratos Árabes Unidos para que: liberen inmediata e incondicionalmente a todos los defensores de los derechos humanos, permitan que los actores independientes de la sociedad civil lleven a cabo su labor de promoción de los derechos humanos y garanticen sin reservas que todos los defensores de los derechos humanos en los Emiratos Árabes Unidos puedan realizar sus actividades de derechos humanos sin temor a represalias.