13 de mayo de 2020 – Ayer, el periódico nacional español El Mundo, el segundo más importante del país, publicó un artículo denunciando el último intento de la familia gobernante de Bahrein de reforzar su imagen pública, tras su compra y control del Club de Fútbol Córdoba. El club fue adquirido por la Compañía Bahrein Infinity el pasado mes de diciembre, y se ha confirmado que los responsables de la empresa son la familia gobernante de Bahrein. Hussain Abdulla, director ejecutivo de Americans for Democracy and Human Rights in Bahrain (ADHRB) ha confirmado que «el príncipe heredero es el propietario de la empresa de inversiones que compró el club» y que «la financiación de la empresa procede directamente del gobierno de Bahrein en un claro caso de corrupción en el que el dinero público se utiliza en beneficio de la familia gobernante».
Los dos miembros de la familia gobernante de Alkhalifa implicados en esta operación son el príncipe heredero Salmán bin Hamad bin Isa al Khalifa y el príncipe Naser bin Hamad al Khalifa. Salmán, el hijo mayor del actual Rey Hamad, es el Príncipe Heredero, un viceprimer ministro y subcomandante de las fuerzas armadas de Bahrein. Se le considera el «cerebro financiero» de este tipo de inversiones. Por otra parte, Naser bin Hamad es el comandante de la Guardia Real y jefe de una unidad de élite que ha participado en la sangrienta guerra del Yemen. Está detrás de la iniciativa de invertir en clubes deportivos como una forma de ampliar su cartera de negocios y reforzar su imagen internacional. Naser, de hecho, es presidente del Comité Olímpico de Bahrein y del Consejo Supremo de la Juventud y los Deportes, así como propietario del club de ciclismo McLaren de Bahrein. Además, «es la persona que quiere utilizar el equipo para sus relaciones públicas y su lavado de imagen. Hay acusaciones de tortura muy fuertes contra Naser y el Tribunal Supremo del Reino Unido ya ha eliminado su inmunidad diplomática en el pasado», dijo Husain Abdulla.
Naser es una de las principales figuras de la familia gobernante de Al Khalifa que encabezó la campaña coercitiva para reprimir el movimiento prodemocrático de 2011 en Bahrein. Tras el levantamiento de 2011 que tuvo lugar en el calor de la Primavera Árabe, Naser amenazó públicamente con castigar a los atletas que participaron en el movimiento de protesta. «A todos aquellos que pidan la caída del régimen, un muro caerá sobre sus cabezas. Todo aquel que esté involucrado en este asunto y sus redes de apoyo serán castigados. Ya sea un atleta, un activista o un político. Hoy es el día del juicio. Bahrein es una isla y no hay escapatoria», dijo públicamente en la televisión en abril de 2011.
Esta última inversión en el Córdoba Club de Fútbol es sólo el último intento de la familia gobernante de Bahrein de utilizar el deporte para encubrir su historial de graves violaciones de los derechos humanos y abusos contra sus ciudadanos. Desde el ciclismo hasta los equipos de resistencia y la Fórmula 1, el gobierno de Bahrein ha mostrado un patrón consistente que extorsiona a los eventos y espectáculos deportivos como una forma de alejar el escrutinio nacional e internacional de sus registros abusivos.