Ahmed Hasan Al-Madhoon era un conductor de autobús de 19 años cuando fue arrestado violentamente, por razones desconocidas, el 14 de marzo de 2015. Desde entonces, ha sido sometido a tortura, desaparición forzada y condenado en un juicio injusto. Actualmente, Ahmed está cumpliendo una condena en la prisión de Jau.
El 14 de marzo de 2015, mientras Ahmed estaba en casa de un amigo, 25 coches y fuerzas de seguridad invadieron y rodearon la casa sin previo aviso. La casa de Ahmed había sido previamente allanada en múltiples ocasiones sin previo aviso. La última redada fue cuatro días antes de su detención el 10 de marzo de 2015 bajo la supervisión del teniente Mohamed Teki Al-Majed, que llegó con dos coches civiles respaldados por la inteligencia interna y la policía antidisturbios.
La casa del amigo fue allanada por la noche por las fuerzas de seguridad de la Dirección de Investigaciones Criminales, incluida la policía antidisturbios; después de que una persona desconocida les informara de que Ahmed estaba en casa de su amigo. Entraron en la habitación donde se encontraba Ahmed y procedieron a apuntarle con sus armas. Luego lo esposaron inmediatamente, le vendaron los ojos y lo llevaron en un coche personal que pertenecía al mencionado teniente. Los oficiales no dieron ninguna orden.
Debido a su arresto, Ahmed comenzó a tener problemas para respirar además de sufrir convulsiones. Las autoridades se alarmaron y el teniente se puso en contacto con miembros de la familia de Ahmed, pidiéndoles que llevaran su medicación al CID.
Después de su arresto Ahmed fue desaparecido por la fuerza durante ocho días y no hubo informes oficiales sobre su paradero. Su ubicación específica nunca fue confirmada a sus familiares aunque dejaron su medicación en el CID. La situación médica de Ahmed ganó publicidad en los medios sociales y, debido a la presión de los medios, Ahmed tuvo la oportunidad de llamar a los miembros de su familia durante un minuto. Al final del interrogatorio, que duró nueve días, fue transferido al Centro de Detención del Dry Dock.
Ahmed fue condenado por cuatro cargos: 1) cargos del Primer Caso: disturbios y reunión ilegal, 2) cargos del Segundo Caso: fabricación de una bomba falsa, 3) cargos del Tercer Caso: disturbios, reunión ilegal e incendio intencional, 4) cargos del Cuarto Caso: disturbios y reunión ilegal. En los cuatro juicios celebrados entre el 5 de mayo de 2016 y el 11 de abril de 2018, Ahmed fue condenado a una pena combinada de 10 años y 6 meses de prisión. Se han presentado dos apelaciones para el segundo y el tercer caso. Su sentencia se ha reducido para el segundo caso a tres años de prisión y la sentencia del tercer caso ha sido confirmada.
El 8 de abril de 2019, se rechazó una solicitud del Tribunal de Casación relativa al segundo caso. Ahmed no pudo ver a su abogado y no tuvo tiempo ni instalaciones adecuadas para preparar su juicio. Se le permitió presentar pruebas, pero el teniente no las consideró. A la familia de Ahmed no se le permitió continuar con su caso en el CID, y sólo pudieron ponerse en contacto con él cuatro semanas después de su detención. Al abogado de Ahmed se le prohibió además preguntar sobre su estado de salud y asistir a su interrogatorio.
El estado de salud de Ahmed se deterioró gravemente como resultado directo de la tortura a la que ha sido sometido desde su llegada al CID el 14 de marzo de 2015. Ahmed fue golpeado en su cara y cuerpo y fue obligado a soportar las novatadas e insultos. Fue amenazado con descargas eléctricas y agresiones y fue víctima de un lenguaje inapropiado e indecente además de malos tratos. No tuvo acceso a los medicamentos que se le habían prescrito anteriormente a pesar de su estado crítico de salud y nunca fue llevado al médico. Sus padres informaron de que se había violado su libertad de creencias y de religión y que la tortura y los malos tratos se habían impuesto debido a la secta chiíta a la que pertenece.
Ahmed confesó bajo tortura y sufrió de moretones y coágulos de sangre. Además, debido a la tortura sufrió múltiples ataques epilépticos. Un informe médico del 12 de mayo de 2015 informó de que Ahmed sufría de epilepsia; se estaba haciendo un seguimiento de su condición médica en una clínica fuera de la prisión. Otro neurólogo confirmó su enfermedad en un informe con fecha 21 de junio de 2019. Ahmed seguía sufriendo de epilepsia y recibía anticonvulsivos, pero se le prohibía tomar la medicación prescrita por el médico. Debido a esta irregularidad en la ingesta de la dosis, las convulsiones de Ahmed aumentaron a cuatro por día. Todavía sufre de visión borrosa, tensión muscular, fatiga y dolor en todo su cuerpo.
El 23 de febrero de 2020, Ahmed experimentó su sexto ataque epiléptico. Sus compañeros de celda pidieron a los agentes de policía que lo llevaran inmediatamente al hospital, pero el agente de policía no respondió a su petición. Fue el compañero de celda de Ahmed quien lo ayudó hasta que su episodio epiléptico disminuyó y su condición fue relativamente estable. La familia de Ahmed está muy preocupada por su estado de salud, especialmente porque la administración de la prisión deja a Ahmed sin asistencia médica y no lo transfiere a la clínica cuando sufre ataques de epilepsia que ponen en peligro su vida.
El tratamiento de Ahmed viola las obligaciones internacionales de Bahrein en materia de derechos humanos, incluido el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
El arresto sin orden judicial y la detención arbitraria de Ahmed constituyen una violación de los artículos 9, 10 y 14 del PIDCP. El caso de Ahmed también viola el artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en el que se establece que toda persona tiene derecho a disfrutar del más alto nivel posible de salud física y mental.
La organización Americans for Democracy & Human Rights in Bahrain (ADHRB) pide al Gobierno de Bahrein que ponga en libertad a Ahmed. Si se mantienen las condenas penales graves contra Ahmed, pedimos que cualquier nuevo juicio se lleve a cabo de conformidad con las normas internacionales para un juicio justo. Además, pedimos que se investiguen las denuncias de tortura de Ahmed, con miras a que los autores respondan de sus actos. Por último, pedimos al Gobierno que proporcione la atención médica y los medicamentos adecuados a Ahmed y a todas las personas en las cárceles y centros de detención.