Sayed Kadhem Ali era un prisionero político, quien trágicamente murió de un cáncer terminal por una negligencia médica durante su detención en la prisión de Jau entre 2015 y 2018. Sayed tenía un tumor cerebral y a pesar de numerosas peticiones para que le dieran el tratamiento médico necesario, una de ellas escrita por expertos de Naciones Unidades en la que declaraban «seria preocupación», y otras denuncias de la familia de Sayed a la oficina del Ombudsman del Ministerio del Interior, Sayed murió el 3 de febrero de 2020. Cientos de personas se reunieron en las calles de Bahrein para lamentar la pérdida.
En mayo de 2018, la familia de Sayed presentó una denuncia a la prisión de Jau y a la oficina del Ombudsman del Ministerio del Interior pidiendo ayuda médica para los síntomas que su hijo sufría. La sesión judicial sobre la denuncia fue llevada a cabo cuando Sayed era incapaz de acudir a la corte en abril de 2018. La carta decía que Sayed tenía cáncer cerebral; ni la prisión de Jau ni la oficina del Ombudsman se tomó en serio la queja.
El 22 de Junio de 2018, Sayed cayó inconsciente en la prisión y se le llevó urgentemente al Hospital de Defensa de Bahrein. Luego se sometió a una resonancia magnética para confirmar su condición. Como la familia de Sayed sostuvo en la carta, el fue diagnosticado de tumor cerebral y como resultado se le sometió a una cirugía urgente. La cirugía fue realizada el sábado 23 de junio y se le colocó un tubo para drenarle el líquido de la cabeza con el fin de aliviar la presión del cerebro. La familia de Sayed estaba en contacto con la prisión de Jau quien les informó que Sayed se encontraba en el Hospital de Defensa de Bahrein. Cuando el hermano de Sayed intentó visitarlo, solo le dijeron que Sayed estaba en la sala de cirugía, lo cual no se había aclarado previamente. El doctor le explicó que Sayed sufría de un tumor cerebral y que necesita una cirugía urgente para colocarle un tubo en la cabeza. El doctor también le dijo al hermano de Sayed que Sayed necesitaría que se le reemplazara el tubo en una semana. A su hermano se le impidió visitarlo hasta que obtuvo la aprobación de la visita el 25 de junio, y desde entonces no le concedieron otra.
El 30 de Junio de 2018, Sayed fue readmitido en la sala de cirugía para que le cambiaran el tubo. Los padres de Sayed no tuvieron más remedio que estar de acuerdo y se les impidió ver los informes médicos de Sayed o sus radiografías. Tampoco pudieron recibir segundas opiniones sobre los problemas médicos de su hijo. El hospital explicó que, porque Sayed era un prisionero, la administración de la prisión de Jau no permitió la publicación de sus informes. Se fijó la cirugía para la extirpación del tumor el 2 de julio de 2018.
Ambas quejas rellenadas por la familia para la oficina del Ombudsman y la prisión de Jau a finales de mayo y mediados de junio del 2018, claramente se referían al tumor de Sayed y la falta de tratamiento que recibía por decisión de la administración de la prisión de Jau. Sin embargo, Sayed no fue enviado a una clínica, y su familia no recibió ninguna respuesta del Ministerio del Interior que dijera que habían revisado el caso con la prisión de Jau. El 24 de Junio, después de que Sayed fuera transferido al Hospital de Defensa de Bahrein, su familia rellenó otra queja a la oficina del Ombudsman y a la National Institution for Human Rights. La queja denunciaba la negligencia del personal médico con respecto a la administración de la prisión.
Después de la cirugía, el 2 de julio, los padres de Sayed fueron al hospital a visitarle. Su visión había sido profundamente afectada y Sayed era incapaz de distinguir a personas. Sayed tuvo muchos síntomas como fuertes dolores de cabeza, visión débil, vómitos e infección; el dijo que la mayoría de los síntomas desaparecieron después, excepto la falta de visión. Sayed también sufrió de amnesia, falta de concentración y un severo dolor de espalda, lo que el doctor consideró como síntomas normales de un tumor. El doctor también le dijo a la familia de Sayed que no era capaz de determinar el tipo de tumor (beningo o maligno) hasta que fuese extirpado.
La cirugía para extirpar el tumor fue realizada el 2 de julio y duró 5 horas. Su visión no estaba del todo clara debido a la demora de la prisión de Jau en enviarlo al hospital. El médico extirpó el tumor, pero no estaba seguro de poder erradicarlo por completo. Si bien la condición de Sayed mejoró ligeramente, su médico decidió realizar una resonancia magnética para verificar si se podía extirpar parte del tumor en el proceso. A partir de entonces, Sayed tuvo que ser ingresado una vez a la semana en la sala de operaciones para cambiarle el tubo en la cabeza. El médico no sabía si recuperaría la vista.
La denegación sistémica de atención médica en la prisión de Bahrein debe terminar, ya que todo preso tiene derecho a un tratamiento médico adecuado. Las acciones de las autoridades de Bahrein violan las obligaciones del derecho internacional, incluida la Convención contra la Tortura y Otras Formas de Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes (CAT), Artículos 5, 6, 7, 9, 10, 14 y 18 del Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos (ICCPR) y el Artículo 12 de la Convención Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales (ICESCR). Bahrein es parte en cada uno de estos tratados.
Americans for Democracy & Human Rights in Bahrain (ADHRB) pide al gobierno que abra una investigación sobre las personas responsables de la denegación de atención médica a Sayed, con el fin de responsabilizar a los perpetradores. Además, ADHRB pide al gobierno de Bahrein que ponga fin a la denegación sistémica de atención médica y que proporcione tratamiento médico suficiente a todos los presos con respecto a sus derechos humanos.