2 de noviembre de 2019 – Hoy, en el sexto Día Internacional de las Naciones Unidas (ONU) para poner fin a la impunidad de los crímenes contra los periodistas, Americans for Democracy & Human Rights in Bahrain (ADHRB) condena los ataques contra periodistas, blogueros, escritores y defensores de los derechos humanos en Bahréin y el Golfo en general, y pide a estos países que tomen medidas serias para que los autores rindan cuentas de sus crímenes.
A principios de este año, el fotoperiodista y activista bahreiní Moosa Mohammed escaló la embajada de Bahrein en Londres en protesta por las inminentes ejecuciones de las víctimas de tortura Ali AlArab y Ahmed AlMalali. Fue abordado por miembros del personal de la embajada y alega que los funcionarios bahreiníes empezaron a golpearle con un palo de madera mientras estaba a horcajadas en la cornisa del edificio, y que le empujaban y amenazaban con arrojarle del edificio. A continuación lo arrastraron fuera de la cornisa, donde desapareció de la vista de las personas que lo observaban desde abajo. Ante la preocupación por la vida del fotoperiodista Moosa, la policía y los bomberos acabaron entrando por la fuerza en la embajada de Bahréin y recuperaron a Moosa.
Los manifestantes gritaron que el gobierno bahreiní iba a matar a Moosa como a Khashoggi -en referencia al periodista asesinado en un consulado saudí en Estambul en 2018-. Un año después, todavía no se han rendido cuentas por la muerte de Khashoggi. Agnes Callamard, relatora especial de la ONU para las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, emitió un informe en el que implicaba aún más al príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman (MbS), en la orquestación del asesinato, pero no ha estado cerca de ser procesado por su participación.
Bahréin -al igual que Arabia Saudí- tiene un historial de ataques a periodistas con impunidad. En 2012, las fuerzas de seguridad bahreiníes dispararon y mataron al fotoperiodista Ahmed Ismail Hassan mientras asistía a una protesta contra el Gran Premio de Fórmula 1 en Bahréin. La ONU pidió que se investigara la muerte de Ahmed Ismail, pero según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura de 2016, el caso no se ha resuelto y los autores siguen en libertad. Además, en 2011, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Bahréin detuvo a Karim Fakhrawi, cofundador del ahora cerrado periódico independiente Al-Wasat, y lo torturó hasta la muerte.
La cultura de la impunidad en Bahréin se extiende a los niveles más altos del gobierno, incluso con el jeque Nasser bin Hamad Al Khalifa, hijo del rey de Bahréin y conocido en la comunidad de derechos humanos como el «Príncipe de la Tortura». Tras la violenta represión por parte del gobierno del movimiento prodemocrático de 2011, surgieron pruebas creíbles de que el jeque Nasser dirigió la detención arbitraria y la tortura de manifestantes, activistas de la oposición y deportistas. En su calidad de jefe del Comité Olímpico de Bahréin, el jeque Nasser creó una comisión especial para identificar y castigar a más de 150 miembros de la comunidad deportiva que se habían manifestado pacíficamente.
Dos líderes de la oposición y miembros de los 13 de Bahréin -un conjunto de destacados presos de conciencia encarcelados inicialmente por tribunales militares en 2011- también han denunciado que el jeque Nasser los torturó personalmente en las instalaciones del Ministerio del Interior. Opositores, como Mohammed Habib al-Miqdad, acusan al príncipe de azotarles y golpearles por todo el cuerpo durante casi 12 horas, entre otros abusos. En 2014, el Tribunal Superior de Londres llegó a dictaminar la anulación de la inmunidad real del jeque Nasser después de que un refugiado bahreiní bajo el nombre de «FF» presentara una demanda contra él en el Reino Unido. Al igual que al-Miqdad, FF alega que el jeque Nasser estuvo implicado en torturas.
A pesar del exceso de acusaciones contra el jeque Nasser, éste ha sido nombrado regularmente en puestos estimados en todo el gobierno bahreiní y no ha sido investigado ni ha rendido cuentas por su papel en la perpetración de abusos. En 2017, el jeque Nasser fue nombrado miembro del Consejo Supremo de Defensa (CSD), que se considera la máxima autoridad de defensa del país y preside las principales decisiones de seguridad nacional. Más recientemente, el jeque Nasser fue nombrado Asesor de Seguridad Nacional a principios de este mes, un cargo que supervisa además las políticas y estrategias de seguridad nacional de Bahréin.
«Bahréin continúa en la senda de la represión severa, sofocando la disidencia, deteniendo y torturando a los disidentes y amenazando y encarcelando a los periodistas. Las graves violaciones de derechos humanos, como la tortura, seguirán existiendo mientras sus autores puedan actuar con impunidad. No podemos permitir que los países continúen sancionando estas graves violaciones de los derechos humanos», afirmó el director ejecutivo de la ADHRB, Husain Abdulla. «Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que exija responsabilidades a Bahréin por sus crímenes contra periodistas y defensores de los derechos humanos y para que presione al gobierno para que investigue los abusos de derechos y los actos de violencia y haga rendir cuentas a los autores.»
En el Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas, la ADHRB condena la violencia que los gobiernos de Bahréin y Arabia Saudí han aplicado contra periodistas y activistas. Instamos a los gobiernos a que investiguen todas las denuncias de violaciones de derechos humanos y a que hagan rendir cuentas a los autores identificados, con vistas a poner fin a la cultura de la impunidad.