29 de octubre de 2019 – Hoy, Americans for Democracy & Human Rights in Bahrain (ADHRB) celebró una sesión informativa en el Congreso en la que se examinó la difícil situación de las presas políticas en Bahréin, en particular nueve presas políticas cubiertas en nuestro informe recientemente publicado, «Breaking the Silence: Las presas políticas de Bahréin denuncian los abusos sistemáticos». Monica Zuraw, de ADHRB, moderó el panel. Bridget Quitter, de ADHRB, Joe Stork, de Human Rights Watch, Shadi Mokhtari, profesor adjunto de la American University, y Philippe Nassif, de Amnistía Internacional, pronunciaron sus comentarios.
Monica Zuraw inauguró el panel y presentó a los panelistas y el informe de ADHRB. Señaló que los panelistas abordarían no sólo los casos de las nueve mujeres incluidas en el informe, sino también el contexto más amplio de los derechos de la mujer y los malos tratos a las mujeres en todo el Golfo Árabe y Oriente Medio y el Norte de África.
Bridget Quitter abrió el debate con los antecedentes de las nueve mujeres tratadas en el informe. Destacó los métodos injustos utilizados para detener y juzgar a las mujeres, así como la tortura y los malos tratos a los que se enfrentaron en las cárceles de Bahréin. Señaló que, al redactar el informe, AHDRB tuvo dificultades para acceder a los documentos judiciales y con la falta de voluntad del gobierno bahreiní para cooperar con los grupos de derechos humanos ampliando el acceso al país y a los defensores y activistas de los derechos humanos. Quitter concluyó su intervención con recomendaciones sobre cómo el gobierno de Estados Unidos -como estrecho aliado de Bahréin- debe instar al gobierno bahreiní a tomar medidas serias para hacer frente a sus violaciones de derechos humanos.
Joe Stork, director adjunto de Human Rights Watch (HRW) para Oriente Medio y el Norte de África, habló de la participación de HRW en la redacción del informe, aportando sus contribuciones y ediciones a lo largo del proceso. Habló de la prolongada labor de HRW en la vigilancia de las violaciones de los derechos humanos en Bahréin, y de los intentos de entrar en el país para llevar a cabo misiones de investigación. Stork afirmó que el trato que reciben las mujeres en las cárceles de Bahréin es un reflejo del trato que reciben los presos varones y que existen similitudes más amplias entre el trato que reciben las presas y los presos de los Estados del Golfo. Sin embargo, aunque las mujeres no tengan que soportar condiciones únicas en prisión, siguen corriendo el riesgo de sufrir detenciones arbitrarias, confesiones forzadas mediante tortura y juicios injustos basados en el amplio uso de la ley antiterrorista.
Stork también hizo hincapié en el fracaso de los órganos de supervisión de Bahréin que se establecieron después de 2011 para abordar los abusos contra los derechos humanos en las prisiones. También destacó el papel especialmente importante de la Agencia de Seguridad Nacional en la represión contra las defensoras de los derechos humanos y habló brevemente de las represalias de los funcionarios de prisiones bahreiníes contra los presos que han presentado denuncias. Stork concluyó su intervención pidiendo a Estados Unidos que tome medidas serias para que Bahréin rinda cuentas de sus abusos y que haga algo más que limitarse a «expresar su preocupación» por estas violaciones de los derechos humanos.
Shadi Mokhtari siguió a Stork y amplió el debate, proporcionando un contexto más amplio para las activistas de los derechos de las mujeres en Oriente Medio. Habló de cómo la dinámica de la participación de las mujeres en el espectro político ha cambiado drásticamente desde 2011. Antes de 2011, los movimientos de mujeres permanecían separados de otros movimientos políticos. Además, los gobiernos de Oriente Medio han aplicado lo que Mokhtari denominó políticas «feministas de Estado», políticas que utilizaban a las mujeres de manera que sólo identificaban los problemas de los derechos de las mujeres a nivel superficial en un intento de desarrollar alianzas más fuertes con los gobiernos occidentales. Sin embargo, señaló que desde 2011, los movimientos por los derechos de las mujeres se han integrado cada vez más en los movimientos políticos.
Como resultado de esto, las mujeres y los derechos de las mujeres se han politizado cada vez más en Oriente Medio, con más mujeres participando en las protestas y ocupando los espacios públicos de formas nuevas y diferentes. Si bien este cambio en los movimientos por los derechos de las mujeres demuestra un desarrollo positivo, también ha llevado a los gobiernos, y al gobierno de Bahrein en particular, a atacar a las mujeres de nuevas maneras, en parte porque, como resultado de su participación, los gobiernos las ven como verdaderas amenazas. La profesora Mokhtari concluyó su intervención haciendo un llamamiento al gobierno de Estados Unidos para que no siga el juego a la exhibición de las mujeres por parte de estos gobiernos, y para que reconozca la utilización de las mujeres por parte del gobierno como una estrategia.
Philippe Nassif se centró en el papel de las mujeres en los movimientos de protesta en la región del Golfo, en un esfuerzo por iluminar el impacto más amplio que las mujeres han tenido en la presión para la rendición de cuentas por los abusos de derechos y las violaciones del gobierno. Afirmó que los habitantes de Oriente Medio y del Golfo ya no temen a sus gobiernos y, por tanto, empiezan a exigir que éstos rindan cuentas por los abusos cometidos. Destacó que las mujeres están desempeñando un papel importante en estas protestas. Por ejemplo, las manifestantes han trabajado para proteger a los manifestantes de los funcionarios bajo la creencia de que éstos no querrán atacar a las mujeres.
Sin embargo, la represión de las protestas se ha vuelto especialmente brutal, sobre todo en Irak y Egipto. Nassif destacó específicamente el encarcelamiento de las mujeres en Jordania y el uso de armas proporcionadas por Estados Unidos por parte del gobierno contra las poblaciones de refugiados en Turquía. Retomó la conversación señalando el importantísimo papel que están desempeñando las mujeres en Bahréin para denunciar los abusos y pedir responsabilidades. Terminó su intervención pidiendo a Estados Unidos que utilice su influencia sobre Bahréin para poner fin a estas violaciones de los derechos humanos.