Husain Ali Muhana es un estudiante bahreiní de 23 años que fue detenido sin orden judicial en la casa de su amigo por agentes de la Dirección de Investigaciones Criminales de Bahréin y otros funcionarios del Ministerio del Interior en 2017. Posteriormente fue torturado y condenado en un juicio masivo injusto, y actualmente se encuentra en la prisión de Jau.
Husain ha estado en el punto de mira de los funcionarios bahreiníes desde 2016. Mientras estaba fuera del país sometiéndose a una operación ocular, agentes de la CID allanaron la casa de su familia y registraron sus ordenadores. Cuatro meses después de que Husain regresara a Bahréin, los agentes volvieron a allanar la casa, pero Husain no estaba presente en ese momento. Los agentes no presentaron una orden judicial ni dieron explicaciones sobre la redada, pero dijeron a los padres de Husain que éste tenía que entregarse. Tras enterarse de ello, Husain se ocultó durante un año, periodo en el que se registraron los domicilios de los miembros de la familia y en el que las autoridades dispararon contra Husain, pero éste evitó ser detenido.
El 14 de diciembre de 2017, agentes y helicópteros pertenecientes al Mando de las Fuerzas Especiales de Seguridad (SSFC) del MOI, junto con agentes del CID rodearon y fortificaron la localidad de Bilad Al Qadeem, persiguieron a Husain y lo detuvieron en la casa de su amigo. Los agentes no presentaron una orden de detención ni dieron una razón para el arresto.
Los agentes trasladaron a Husain al CID, donde lo retuvieron durante 40 días. Mientras estuvo en el CID, los agentes insultaron, golpearon y torturaron a Husain, y lo obligaron a confesar delitos que no había cometido. No se permitió a su abogado asistir a los interrogatorios.
Las autoridades bahreiníes acusaron a Husain de incitación al asesinato, además de otros múltiples delitos, y de evadir la detención. Fue condenado a diez años de prisión y a la revocación de su ciudadanía bahreiní por el cargo de incitación, que se redujo a cinco años en apelación. Husain fue trasladado a la prisión de Jau el 22 de enero de 2018. Husain también sufrió varias heridas de bala de fusil Schuetzen en los pies y las rodillas, y se le negó ver a un médico aunque lo pidió cuando fue trasladado a la prisión de Jau, un mes después de su detención. El 26 de septiembre de 2018, el tribunal lo condenó a un año de prisión por eludir la detención. Ambos juicios se basaron en las confesiones que hizo bajo coacción sin ninguna prueba.
El 16 de abril de 2019, Husain fue condenado a cadena perpetua, a la revocación de su ciudadanía bahreiní y a una multa de 100.000 dinares en un juicio masivo junto con otros 168 acusados del caso «Hezbolá bahreiní». Fue uno de los 69 individuos condenados a cadena perpetua. La sentencia de Husain fue confirmada el 30 de junio de 2019, pero su nacionalidad fue restituida el 20 de abril de 2019 por Orden Real.
El trato que el Gobierno de Bahréin da a Husain vulnera las obligaciones internacionales de Bahréin en materia de derechos humanos, incluidas las derivadas de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes (CAT) y del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (ICCPR). Los artículos 2 y 11 de la Convención prohíben la tortura y los malos tratos, y exigen a los Estados Partes que impidan la tortura y que investiguen y castiguen a sus autores. El uso de la confesión de Husain, forzada mediante tortura, viola además el artículo 15 de la CAT. Además, el artículo 14 del PIDCP establece que todas las personas tienen derecho a un juicio justo, pero las autoridades bahreiníes condenaron a Husain en un juicio masivo injusto basado en una confesión forzada.
Americans for Democracy & Human Rights in Bahrain (ADHRB) pide a Bahréin que cumpla con sus obligaciones en materia de derechos humanos anulando la condena de Husain a la luz de la confesión forzada y el posterior juicio injusto. Además, pedimos a las autoridades bahreiníes que investiguen las denuncias de malos tratos y tortura de Husain en el CID, con el fin de que los autores rindan cuentas, y que garanticen que todos los presos reciben la atención médica adecuada.