AbdulHadi Saleh AlMeshaimea es un bahreiní de 54 años y padre de Ali AlMeshaimea, que fue muerto a tiros por la policía antidisturbios en 2011. AbdulHadi fue una de las diez personas detenidas el 12 de octubre de 2018 antes de una marcha de protesta por las próximas elecciones parlamentarias. Entre los demás detenidos se encontraba Sayed Saeed Isa, el padre de Sayed Hashem, que también fue asesinado por las fuerzas de Bahrein en 2011. Tanto AbdulHadi como Sayed Saeed fueron objeto de ataques por su participación en manifestaciones y por hablar públicamente de la muerte de sus hijos. Mientras estuvo detenido, las autoridades le negaron a AbdulHadi tratamiento médico y lo sometieron a un juicio injusto.
El 12 de octubre de 2018, agentes vestidos de civil detuvieron a AbdulHadi y a otras diez personas de la zona que se habían reunido antes de una marcha. Fueron arrestados bajo el cargo de reunión ilegal, aunque AbdulHadi sostiene que se encontraba en un mercado de la zona y no tenía intención de participar. Los agentes amenazaron e intimidaron a AbdulHadi cuando se dirigían a la comisaría de policía de Al-Budaiya, donde lo interrogaron durante dos horas sin la presencia de un abogado. AbdulHadi fue trasladado a la Dirección de Policía de la Gobernación del Norte y detenido durante dos días. El 14 de octubre de 2018, a las 9.00 horas, AbdulHadi fue llevado a la Oficina del Fiscal General, donde fue interrogado de nuevo sin la presencia de su abogado y amenazado con violencia. La OPP decidió detener a AbdulHadi durante 15 días en el Centro de Detención del Dique Seco, período que luego prorrogó por otros 15 días.
El 15 de noviembre de 2018, los oficiales llevaron a AbdulHadi al Alto Tribunal Civil sin informarle previamente de que tenía programada una sesión judicial, lo que lo dejó sin preparación para el proceso. La fiscalía presentó una fotografía que, según alegaron, mostraba el perfil lateral de AbdulHadi entre la multitud, afirmación que él negó, y el juez ordenó la puesta en libertad bajo fianza de AbdulHadi sin retirar los cargos. Desde la sesión inicial del tribunal, la audiencia de AbdulHadi ha sido aplazada varias veces. La última vez que asistió al tribunal fue el 19 de diciembre de 2018, y espera su veredicto en la próxima audiencia.
Durante su detención en el Dique Seco, AbdulHadi solicitó sus medicamentos para la hipoglucemia. Sin embargo, las autoridades lo privaron de esos medicamentos y el 4 de noviembre de 2018, AbdulHadi experimentó una disminución de sus niveles de azúcar en la sangre, lo que provocó una falta de conciencia de quienes lo rodeaban, ansiedad, irritabilidad y desmayos. También sufrió cuatro convulsiones, lo que supuso un gran riesgo para su vida. El deterioro de la condición de AbdulHadi se debe a su falta de acceso a los medicamentos, además de las comidas de la prisión que no satisfacen las necesidades de la dieta que debe seguir por razones médicas. A pesar de la condición crítica de AbdulHadi, y de varias quejas, no se tomó ninguna medida en su caso.
Como a AbdulHadi se le negó el acceso a su abogado y no se le proporcionó el tiempo y las instalaciones adecuadas para preparar el juicio, el gobierno de Bahrein ha violado los derechos humanos fundamentales de AbdulHadi en virtud del derecho internacional, tal como se definen en múltiples tratados en los que es parte, incluidos el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), que contienen disposiciones contra los juicios injustos. Además, las autoridades de Bahrein no han proporcionado a Abdul-Hadi el tratamiento médico necesario y, por lo tanto, no han cumplido las normas relativas a las condiciones de detención que figuran en las Reglas mínimas de las Naciones Unidas para el tratamiento de los reclusos (Reglas de Mandela). A la luz de estos abusos, Americans for Democracy & Human Rights in Bahrain (ADHRB) pide la reparación de AbdulHadi por los sufrimientos del pasado, y si se pueden sostener cargos penales en su contra, un juicio justo de acuerdo con las normas jurídicas internacionales.