El 9 de enero de 2018, el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) pidió la liberación inmediata del periodista saudita Saleh al-Shehi, columnista de Al-Watan que informaba regularmente sobre temas como las políticas económicas del gobierno y su tratamiento de los trabajadores expatriados. Según se informa, Al-Shehi fue detenido después de acusar al tribunal real saudí de corrupción durante una aparición en el programa Yahalla del Canal de Rotana el 8 de diciembre de 2017.
Al-Shehi se une a por lo menos otros siete periodistas actualmente encarcelados en Arabia Saudita, entre ellos Nadhir al-Majid. Al-Majid fue acusado de «calumniar al gobernante y romper su lealtad» el 18 de enero de 2017. La acusación se refería a un artículo de opinión de 2011 publicado en Al-Mothaqaf, en el que al-Majid apoyaba el derecho a la protesta en medio de los llamamientos a un «Día de la Ira Saudita», según Human Rights Watch. Al Majid fue juzgado ante el Tribunal Penal Especializado, un tribunal creado para juzgar a los sospechosos de terrorismo y que es notorio por su falta de juicios justos. Al-Majid cumple actualmente una condena de siete años de prisión.
Al igual que al-Majid, Wajdi al-Ghazzawi también fue juzgado por el Tribunal Penal Especializado en 2014. Fue condenado a 12 años de prisión por «dañar la imagen de la nación». Propietario de la emisora religiosa por satélite Al-Fajr Media Group, al-Ghazzawi presentó siete episodios de un programa llamado Fadfadah, en el que criticaba al gobierno saudí y lo acusaba de corrupción generalizada. Según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), al-Ghazzawi realizó una huelga de hambre temporal en 2015 para protestar por las condiciones de las cárceles, incluida la falta de atención médica. Actualmente se desconoce su paradero y su estado de salud.
Además de estos periodistas, la Arabia Saudita ha detenido a varios activistas y figuras públicas en los últimos meses, entre ellos el inversionista multimillonario Príncipe Alwaleed bin Talal y los defensores de los derechos humanos Abdulaziz al-Shubaily e Issa al-Hamid. El CPJ atribuye las recientes detenciones a la creciente represión de la disidencia en el reino por parte del Príncipe Heredero Mohammad bin Salman con el fin de consolidar el poder.
Los arrestos de periodistas y las detenciones coordinadas de disidentes han contribuido a la mala atmósfera del reino para la libre expresión. Según el Índice Mundial de Libertad de Prensa de 2017, Arabia Saudita ocupa el puesto 168 de 180 países. Reporteros sin Fronteras (RSF) señala que las autoridades saudíes «no toleran ni los partidos políticos, ni los sindicatos, ni los grupos de derechos humanos, y el nivel de autocensura es extremadamente alto». […] La blasfemia, el insulto a la religión, la incitación al caos y la difamación del rey y del Estado son las acusaciones más frecuentes contra los que manifiestan su voluntad de informar sobre la verdad».
El gobierno saudí continúa violando de forma sistemática y flagrante el derecho de sus ciudadanos a la libre expresión. El gobierno debe liberar inmediata e incondicionalmente a al-Shehi, al-Majid y al-Ghazzawi, junto con todos los demás encarcelados injustamente por ejercer sus libertades. Además, debe adherirse a los tratados internacionales pertinentes que protegen y promueven la libertad de expresión y las libertades fundamentales.
Monica Zuraw, abogada en prácticas en ADHRB