Ali Hasan Ahmed era un joven de 26 años de edad que trabajaba en un club ecuestre cuando fue detenido arbitrariamente por las autoridades de Bahrein en el aeropuerto internacional de Bahrein, cuando se dirigía a Bosnia con sus amigos. Durante su interrogatorio, fue objeto de varias violaciones de los derechos humanos. Actualmente, Ali se encuentra detenido en la Prisión de Jau.
Cuando Ali llegó al aeropuerto con sus amigos el 13 de septiembre de 2016, las fuerzas policiales del Ministerio del Interior le arrestaron sin presentar ninguna orden de arresto. Posteriormente fue transferido a la Dirección de Investigación Criminal (CID), donde fue objeto de una desaparición forzada durante ocho días.
Durante ese período, fue interrogado mientras era sometido a torturas, amenazas e insultos. Además, a Ali se le negó el acceso a un abogado. En la CID, Ali fue desnudado y atando al techo para después mantenerle suspendido en el aire durante 46 horas. Ali también fue sometido a una paliza extrema, que le provocó una inflamación en las articulaciones y las vértebras. Además, sufrió varias agresiones a su honor y a su dignidad. A pesar de toda esta tortura, nunca dio una confesión falsa. Sin embargo, fue obligado a firmar papeles cuyo contenido no conocía, siendo estos papeles utilizados posteriormente en el juicio contra él. Además, como resultado de la tortura, Ali sufrió una perforación del tímpano, que le llevó a una pérdida parcial de audición. Luego fue transferido al Centro de Detención del Dique Seco y mantenido allí hasta que fue transferido a la Prisión de Jau tras más de dos años de espera. No se le permitió contactar con su familia hasta que pasaron dos semanas después de su arresto.
Las autoridades acusaron a Ali de los siguientes delitos: 1) Unirse a un grupo terrorista con el fin de incitar al caos, las luchas y debilitar los cimientos del Estado y derribarlo, 2) Adquirir y poseer, sin licencia, explosivos, materiales y herramientas que se utilizan en la fabricación y detonación de los explosivos para violar la seguridad y el orden público como parte de un plan terrorista, 3) La adquisición y posesión de armas y municiones sin la autorización del Ministerio del Interior como parte de un plan terrorista, y 4) El entrenamiento en el uso de armas en el Irán para cometer delitos terroristas en el Reino de Bahrein. El 31 de octubre de 2017, el Cuarto Tribunal Penal Superior condenó a Ali a cadena perpetua y ordenó la revocación de su ciudadanía bahreiní. Ali apeló sus sentencias, pero el Tribunal Supremo de Apelaciones y el Tribunal de Casación rechazaron las apelaciones por motivos de fondo y confirmaron la sentencia. Además, Ali no pudo presentar pruebas ni impugnar las pruebas presentadas en su contra. Sin embargo, el 21 de abril de 2019, el Rey de Bahrein, Hamad bin Isa Al Khalifa, restituyó las nacionalidades de 551 ciudadanos de Bahrein, incluido Ali, mediante un decreto real.
A pesar de los problemas de salud que sufre Ali y a pesar de haber pedido un médico, la administración penitenciaria se negó a examinarlo o a llevarlo ante un médico. La familia de Ali también solicitó que se le proporcionara a Ali comidas saludables debido a un dolor de estómago causado por las comidas poco saludables que se le dieron en la prisión. Ali pidió a la administración de la prisión que viera a un médico para una consulta sobre su dolor de estómago, pero la respuesta de la administración de la prisión fue darle comidas saludables durante un cierto período, antes de detenerlo.
Además, Ali fue golpeado por un oficial de la prisión tras un incidente que ocurrió durante una de las visitas de la familia de Ali. Los niños de Ali estaban jugando con él y haciendo algunos ruidos cuando uno de los guardias le ordenó a Ali que los silenciara, pero la respuesta de Ali fue esa: «Son niños y no pueden ser silenciados mientras están dentro». El guardia se enfadó por la respuesta de Ali, por lo que le llevó a un lugar sin cámaras y comenzó a golpearle después de la visita. Los oficiales también discriminaron a Ali por su secta religiosa. Le insultaban constantemente y le describían como un terrorista y saboteador.
La salud de Ali es actualmente preocupante debido al hecho de que la sarna se ha extendido ampliamente entre los presos de la Prisión de Jau, por lo que es probable que Ali esté infectado. A pesar de la propagación del Coronavirus, Ali no ha recibido ninguna protección ya que no le dieron mascarillas o guantes. Debido a todas estas violaciones de los derechos humanos, la familia de Ali ha presentado varias quejas a diversas organizaciones de derechos humanos, concretamente una por año.
El arresto, la desaparición forzada, la tortura, la discriminación religiosa y la detención en condiciones inhumanas e insalubres de Ali violan tanto la Constitución de Bahrein como las obligaciones para con la comunidad internacional, a saber, la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial. Dado que no se presentó una orden de arresto, y dado que Ali fue condenado por usar confesiones falsas contra él, que ni siquiera conocía (ya que se le obligó a firmar papeles sin conocer su contenido) podemos concluir que Ali está detenido arbitrariamente por las autoridades de Bahrein.
En consecuencia, Americans for Democracy & Human Rights in Bahrain (ADHRB) pide a Bahrein que cumpla sus obligaciones en materia de derechos humanos he investigue todas las denuncias de tortura para garantizar una rendición de cuentas por parte de los oficiales baheiníes, dando tambíen la oportunidad a Ali de defenderse gracias a un nuevo juicio justo. También insta a Bahrein a que proporcione a Ali condiciones sanitarias y de seguridad en la prisión, incluyendo mascarillas y guantes contra el COVID19.