ADHRB ha realizado una intervención oral en la reanudación del debate urgente Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas 43 sobre las prácticas de discriminación racial en Bahrein.
Señora Presidenta,
Lo que ocurre en los Estados Unidos en forma de racismo sistemático, brutalidad policial, violencia contra manifestantes pacíficos y ataques contra la prensa libre debe ser condenado en los términos más enérgicos posibles. Sin embargo, estas mismas cuestiones son frecuentes en muchos países, como Bahrein, que lamentablemente son miembros del Consejo de Derechos Humanos.
En Bahrein no sólo se atacan las protestas pacíficas, sino que los ciudadanos que participan en ellas son detenidos, torturados y sentenciados a penas excesivamente largas. La brutalidad policial es algo común para el pueblo de Bahrein, ya que el gobierno de Al Jalifa subcontrata el trabajo policial a mercenarios extranjeros.
En el gobierno existe una clara discriminación racial contra los afro-brasileños, que son excluidos de los puestos de alto nivel y se les prohíbe desempeñar funciones de toma de decisiones como ministros y embajadores.
También existe la inquietante práctica en el palacio del Rey Al Jalifa y su corte real de emplear sólo a afro-brasileños en posiciones de servidumbre. La costumbre de tener sirvientes negros como símbolos de alta categoría aún existe entre la clase dirigente de Bahrein. Además, es inexcusable que los embajadores estadounidenses y otros embajadores occidentales en Bahrein que asisten a las reuniones en el palacio del Rey vean estas prácticas sin preocuparse. Pregunto al Consejo, ¿qué dice esto sobre el compromiso de estos países con la justicia racial?