“No hay peor tiranía que la que se ejerce a la sombra de las leyes y bajo el calor de la justicia”. Charles Secondat, barón de Montesquieu.
Los bidun (abreviatura de bidun jinsiya, que en Árabe literalmente significa “sin nacionalidad”) son un grupo étnico presente en la región de los Estados árabes del Golfo e Iraq. Se estima que en Kuwait viven unos 240.000 bidunes, la mayoría apátridas a pesar de haber residido en Kuwait durante varias generaciones. Aunque la mayoría de los bidun no tienen una vinculación real con otro país que no sea Kuwait, el Gobierno kuwaití considera que los bidun son “residentes ilegales”. Debido a su estatus legal en Kuwait, los bidun experimentan grandes dificultades para obtener documentos civiles, encontrar empleo, viajar al extranjero y para acceder a la seguridad social, a la educación pública y a otros servicios sociales reservados únicamente para los ciudadanos kuwaitíes. Como consecuencia de todo esto, muchos viven sumidos en la pobreza y están obligados a trabajar de manera ilegal para poder sobrevivir.
Sin la ciudadanía kuwaití, los bidun no pueden acceder a la educación pública y deben inscribirse en las escuelas privadas, que generalmente son de peor calidad y tienen un coste prohibitivo para las familias bidun. Por ello, las niñas bidun corren un gran riesgo de no ser escolarizadas a causa de las escasas posibilidades económicas de estas familias que, obligadas a elegir entre educar a sus hijas o a sus hijos varones, suelen decantarse por estos últimos. Sin embargo, la mayoría de familias bidun no pueden siquiera permitirse enviar a sus hijos varones a la escuela por sus limitadas y mal remuneradas opciones de empleo. De acuerdo con la ley del país, únicamente aquellos que pueden acreditar que son ciudadanos kuwaitíes o residentes legales pueden trabajar legalmente en Kuwait. A pesar de que el Gobierno contempla algunas excepciones en su ley nacional, la ONG internacional Human Rights Watch ha demostrado que los bidun experimentan grandes dificultades a la hora de conseguir empleo. Esto crea un círculo vicioso que impide a la comunidad bidun disfrutar de algunos de los más básicos derechos humanos, es la clásica situación del pez que se muerde la cola. La imposibilidad de los bidun de disfrutar de estos derechos humanos subyace en su condición de apátrida y en el no reconocimiento por parte del Gobierno de Kuwait.
El Artículo 15 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que “toda persona tiene derecho a una nacionalidad” y que “a nadie se [le] privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad”. Mientras que los estados tienen derecho a decidir quiénes pueden optar a conseguir la nacionalidad del país en cuestión, las leyes internacionales limitan esta discreción nacional especialmente cuando de otra manera esta persona se convertiría en una apátrida. El antiguo Relator Especial sobre los Derechos de los No Ciudadanos, David Weissbrodt, escribió que “como mínimo, una persona debería poder optar a la ciudadanía del país con el que él o ella tenga la vinculación más estrecha”.
La comunidad bidun no debería permanecer en una situación de irregularidad jurídica tras haber vivido durante tantos años y generaciones en Kuwait. El Gobierno de Kuwait debería de poner fin a esta tiranía y adoptar un enfoque basado en los derechos para solucionar el problema de la apatridia en Kuwait de acuerdo con los estándares y normas internacionales.